domingo, 24 de noviembre de 2013

Presentación estética

Acerca del arte

Mozart y su genio musical

Quiero compartir con ustedes la biografía de uno de los más grandes genios de la música
Wolfgang Amadeus Mozart
(Salzburgo, actual Austria, 1756 - Viena, 1791) Compositor austriaco. Franz Joseph Haydn manifestó en una ocasión al padre de Mozart, Leopold, que su hijo era «el más grande compositor que conozco, en persona o de nombre». El otro gran representante de la trinidad clásica vienesa, Beethoven, también confesaba su veneración por la figura del músico salzburgués, mientras que el escritor y músico E. T. A. Hoffmann consideraba a Mozart, junto a Beethoven, el gran precedente del romanticismo, uno de los pocos que había sabido expresar en sus obras aquello que las palabras son incapaces de insinuar siquiera.
Son elogios elocuentes acerca del reconocimiento de que gozó Mozart ya en su época, y que su misteriosa muerte, envuelta en un halo de leyenda romántica, no ha hecho sino incrementar. Genio absoluto e irrepetible, autor de una música que aún hoy conserva intacta toda su frescura y su capacidad para sorprender y emocionar, Mozart ocupa uno de los lugares más altos del panteón de la música.
Hijo del violinista y compositor Leopold Mozart, Wolfgang Amadeus fue un niño prodigio que a los cuatro años ya era capaz de interpretar al clave melodías sencillas y de componer pequeñas piezas. Junto a su hermana Nannerl, cinco años mayor que él y también intérprete de talento, su padre lo llevó de corte en corte y de ciudad en ciudad para que sorprendiera a los auditorios con sus extraordinarias dotes. Munich, Viena, Frankfurt, París y Londres fueron algunas de las capitales en las que dejó constancia de su talento antes de cumplir los diez años.
No por ello descuidó Leopold la formación de su hijo: ésta proseguía con los mejores maestros de la época, como Johann Christian Bach, el menor de los hijos del gran Johann Sebastian, en Londres, o el padre Martini en Bolonia. Es la época de las primeras sinfonías y óperas de Mozart, escritas en el estilo galante de moda, poco personales, pero que nada tienen que envidiar a las de otros maestros consagrados.
Todos sus viajes acababan siempre en Salzburgo, donde los Mozart servían como maestros de capilla y conciertos de la corte arzobispal. Espoleado por su creciente éxito, sobre todo a partir de la acogida dispensada a su ópera Idomeneo, Mozart decidió abandonar en 1781 esa situación de servidumbre para intentar subsistir por sus propios medios, como compositor independiente, sin más armas que su inmenso talento y su música. Fracasó, en el empeño, pero su ejemplo señaló el camino a seguir a músicos posteriores, a la par también de los cambios sociales introducidos por la Revolución Francesa; Beethoven o Schubert, por citar sólo dos ejemplos, ya no entrarían nunca al servicio de un mecenas o un patrón.
Tras afincarse en Viena, la carrera de Mozart entró en su período de madurez. Las distintas corrientes de su tiempo quedan sintetizadas en un todo homogéneo, que si por algo se caracteriza es por su aparente tono ligero y simple, apariencia que oculta un profundo conocimiento del alma humana. Las obras maestras se sucedieron: en el terreno escénico surgieron los singspieler El rapto del serrallo y La flauta mágica, partitura con la que sentó los cimientos de la futura ópera alemana, y las tres óperas bufas con libreto de Lorenzo Da Ponte Las bodas de Fígaro, Don Giovanni y Così fan tutte, en las que superó las convenciones del género.
No hay que olvidar la producción sinfónica de Mozart, en especial sus tres últimas sinfonías, en las que anticipó algunas de las características del estilo de Beethoven, ni sus siete últimos conciertos para piano y orquesta. O sus cuartetos de cuerda, sus sonatas para piano o el inconcluso Réquiem. Todas sus obras de madurez son expresión de un mismo milagro. Su temprana muerte constituyó, sin duda, una de las pérdidas más dolorosas de la historia de la música.


Categorías estéticas

La sensibilidad, la emotividad, la afectividad, la intuición y la imaginación intervienen de tal manera que al lado de la inteligencia  producen sentimientos de gran profundidad al valorar un objeto de la realidad.
Al abordar la comprensión del mundo en cuanto éste repercute en el ánimo humano, nos encontramos con una serie de matices, son estos los que permiten establecer las categorías estéticas entre estas tenemos:

Lo bello: Representa la categoría fundamental alrededor de la cual giran las demás. Representa el equilibrio, la verdad y la bondad. Lo bello suscita paz y goce estético.





Lo sublime: supera el entendimiento humano, genera la más fuerte emoción que la sea capaz de experimentar. Lo sublime conlleva un sentimiento mixto entre el gozo y el dolor.





Lo feo: es lo opuesto a lo bello, solamente es captado por personas capaces de percibir la belleza. Corresponde a una belleza escasamente lograda.




Arte


Algunos Museos en Bogotá


Una actividad propiamente humana

El arte es una actividad exclusivamente humana, que permite al hombre expresar ideas, sentimientos y emociones. La creación artística, así como la capacidad de apreciarla son experiencias estéticas fuertemente ligadas a las cosmovisiones del ser humano y los contextos sociales donde se desarrollan. La formación del gusto por la belleza y la reflexión estética en general ejerce una fuerte influencia en distintos planos de la vida y tiene consecuencias para la sensibilidad afectiva e intelectual, pero además sobre el plano de las relaciones interpersonales ya que amplía la visión del mundo fomentando visiones más tolerantes del mismo.
Los invito a observar el siguiente video acerca de cómo funciona el cerebro en relación con la música.